25.NOV Lunes, 2024
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Opinión

Estamos a tres meses de entrar al último año de Villarán y la verdad es que ella parece seguir fiel a la incapacidad de su gestión hasta el final.

Fritz Du Bois,La opinión del director
Estamos a tres meses de entrar al último año de Villarán y la verdad es que ella parece seguir fiel a la incapacidad de su gestión hasta el final. Así, el violento intento por evitar la aprobación de un informe muy crítico de la oposición es simplemente su más reciente tropezón.

En realidad, todo el manejo alrededor del nuevo Mercado Mayorista parece que ha generado una gran decepción. Para empezar, los comerciantes que se trasladaron a la ‘tierra prometida’ se quejan de una serie de promesas incumplidas y de obras que no se han realizado, lo que los ha perjudicado. Mientras que la municipalidad y los que se quedaron en La Parada siguen enfrentados. En suma, lo que tenemos en concreto es que después de años y habiendo asumido un enorme costo, en todo sentido, los limeños aún no contamos con un mercado que esté operando como se había esperado.

Por otro lado, son alarmantes las denuncias con respecto a la manera cómo se han manejado en Santa Anita contratos millonarios. El primero de ellos sobre el recojo de basura de Relima que, al igual que el pago de las hipotecas de Toledo, habría sido un ‘acuerdo de caballeros’ ya que se efectuó sin que hubiera –increíblemente– una firma de por medio. Un terrible ‘descuido’ que le costaría a la municipalidad casi 4 millones de soles de un modo absolutamente innecesario. Con ese monto que han desperdiciado se pudo renovar todos los juegos infantiles de la ciudad que se están cayendo a pedazos.

Asimismo, tenemos el escándalo de un contrato por 22 millones que ha sido cancelado al ser descubierto que el beneficiado tenía relación con uno de los funcionarios que se lo había otorgado. Como resultado, los comerciantes en Santa Anita seguirán esperando por inexistentes pabellones cuya construcción ni siquiera se ha iniciado. Al final, los decepcionados en este caso se sumarán a la larga fila de los que lamentan que el mandato de Villarán no fuera revocado.


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