¿Cómo es?

Fritz Du Bois,La opinión del director
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Solo 5% de aquellos a quienes les pidieron una coima presentaron una denuncia, y lo peor de todo es que no les trajo mayor resultado. Es claro que nuestro Estado no está preparado para sancionar con rapidez a empleados que son acusados.

Sin embargo, la corrupción de autoridades es percibida –por un margen bien amplio– como el principal obstáculo para el desarrollo de los peruanos, y esa percepción está creciendo año tras año. La gente se da cuenta del daño que se está causando, pero igual participan y lo siguen agravando. Mientras que el 91% considera que las leyes, en general, no las respetamos. Al menos somos conscientes de las taras que venimos arrastrando.

Por otro lado, para la enorme mayoría de encuestados, un gobierno que se presentó enarbolando la bandera de la lucha contra la corrupción la ha abandonado y esta se ha incrementado. Pero lo más dramático del caso es que el 91% cree que dentro de cinco años la corrupción será igual o habrá aumentado.

Por lo que estamos frente a un deprimente horizonte de creciente corruptela generalizada si es que no actuamos. No es cuestión de que el Gobierno nombre a un zar o a una comisión para dar la imagen de estar haciendo algo. Lo que se requiere es actuar con verdadera convicción facilitando las denuncias de la población y demostrando que estas sí dan resultado. Los que son denunciados tienen que ser sancionados. En caso contrario, la población se encogerá de hombros, pagará la coima y asunto cerrado. En realidad, si el Estado protege a los corruptos, ¿por qué sorprenderse de la complicidad del ciudadano?