Fritz Du Bois, La opinión del director
Ahora que la reelección conyugal fue finalmente descartada se le presenta a la pareja presidencial el problema de tener que encontrar la agenda que se le ha extraviado. Bien podrían, aprovechando que casualmente nos está visitando, pedirle a ‘Indiana Jones’ que les dé una mano. Mas aún, en un periodo relativamente corto se han zanjado también los temas pendientes de Fujimori y de Antauro. Además, se ha producido el divorcio definitivo con aquellos en la izquierda que inicialmente los estuvieron acompañando. Por lo que daría la impresión de que ahora ya no tendrían ningún obstáculo y tienen la gran oportunidad de empezar de nuevo con una agenda completamente renovada, como sí recién se estuviera iniciando su mandato que, en este caso, sería de solo tres años.
Para empezar, podrían aprovechar el discurso del 28 para atacar de fondo la debilidad más inmediata, que es la pérdida de confianza generalizada. Así tenemos que el ciudadano no siente que la inseguridad se esté solucionando, mientras el consumidor tiene temor de que no logre mantener su capacidad de gasto. Por su parte, los empresarios ven que, luego del fiasco de Repsol y del deterioro del mercado en el exterior, el horizonte se les ha nublado.
En realidad, la caída en las expectativas en general requiere de algo más que el archivar el proyecto de reelección para que la tendencia se revierta y retorne el entusiasmo.
Así podrían empezar presentando a un equipo de trabajo reforzado con menos énfasis político y más experiencia gerencial, tecnocrático. La prioridad tiene que ser sostener como sea un nivel de crecimiento alto, que es el mayor antídoto para que la desconfianza no continúe aumentando.
Para ello, al haberse desplomado los precios de materias primas, el Gobierno ya debería perderles el miedo a los extremistas y dejar de evadir su responsabilidad para promover activamente los pocos proyectos mineros que aún tienen alguna posibilidad de ser ejecutados.
Asimismo, tienen que apretar el acelerador con convicción en la promoción de concesiones para tratar de mantener niveles de inversión privada que sean adecuados. Si logran construir un escenario sólido y creíble de crecimiento sostenido, retornará la confianza tanto de los consumidores como del empresariado.
Por otro lado, la falta de credibilidad que está adquiriendo el Gobierno al no mostrar efectividad en solucionar el mayor problema que enfrenta la enorme mayoría de peruanos, que es la seguridad ciudadana, requiere que le destinen más atención y recursos a la guerra contra la delincuencia. Si Humala es realista, se dará cuenta de que combatir exitosamente la inseguridad podría convertirse en la obra emblemática de su mandato.
En todo caso, si de aquí a fin de año logran recobrar la confianza, entonces habrán encontrado una nueva y positiva agenda que les permitirá ser recordados, con lo cual podrán aspirar a retornar para el bicentenario.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.