El baile del avestruz

Fritz Du Bois,La opinión del director
La advertencia emitida por la embajada americana a sus connacionales para que no viajen al Cusco ante la amenaza de ser secuestrados –poniendo en riesgo un turismo que consistentemente se ha incrementado– debería sacar finalmente al Gobierno del letargo en materia de brindar seguridad a los ciudadanos.

Si bien el problema de una asfixiante inseguridad se viene arrastrando desde hace años y este régimen lo ha heredado, es también cierto que no han hecho nada para aliviarlo. Más aún, han aumentado el número de generales de la Policía, por lo que parecen estar contentos con quienes están a cargo, lo que parece extraño. Es como si en una empresa que estuviera perdiendo dinero a manos llenas, los gerentes fueran premiados.

Por otro lado, intentan tapar el sol con un dedo. Se publican sondeos que muestran que la falta de seguridad es el principal problema para el 80% de los encuestados, pero, en lugar de enfrentarlo, tratan de ‘interpretarlo’ diciendo que es solo ‘percepción’ y que los índices de criminalidad no serían tan elevados. En ese caso, ¿cuál es el nivel de crimen que ellos consideran adecuado? y ¿por qué motivo no están interesados en solucionar el deterioro en la calidad de vida de los peruanos que significa el sentirse asediados?

De cualquier forma, la agenda del mando policial es aumentar los resguardos de políticos y funcionarios. Es evidente que a los miembros del actual gobierno las circulinas los tienen encantados. Con lo cual –satisfechos con el estatus que las escoltas les están dando– los gobernantes no les exigen resultados y miran al otro lado, permitiendo que la Policía se genere ingresos sacándole hasta el último centavo al ciudadano con tasas exorbitantes para emitir certificados. Al final, es claro que tienen que dejar de esconder la cabeza y hacer algo. Es un escándalo que no sea prioridad del Gobierno el mejorar la seguridad en calles y vecindarios.