22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

Si dejamos por un momento el tema del indulto, no parece existir preocupación en el Gobierno que no esté relacionada con ofrecimientos de inclusión para algún sector de la población.

Fritz Du Bois, La opinión del director
Si dejamos por un momento el tema del indulto de lado, del cual, dicho sea de paso, la mayoría ya estamos saturados, no parece existir preocupación en el Gobierno que no esté relacionada con ofrecimientos de inclusión para algún sector de la población.

Así, tenemos que se ha llevado a cabo, por todo lo alto, una semana internacional de la inclusión social, en la cual posiblemente se ha gastado un dineral –que a muchos pobres bien pudo ayudar– sin tener muy claro qué es lo que se buscaba o se quería ganar. Salvo está el seguir vendiendo la imagen de la primera dama como potencial candidata en el próximo proceso electoral.

Por otro lado, en ningún momento en ese evento se escuchó nada acerca de la revolución en movilidad social que estamos presenciando con el surgimiento de una clase emergente que no solo ya salió de la pobreza sino que es mucho más a lo que está aspirando.

Incluso, esa clase media en potencia está saliendo adelante no debido a los programas sociales del Estado –donde el aporte de la educación es, más bien, una carga para el aspiracional–, sino gracias a su propia iniciativa, aprovechando las oportunidades y alternativas que ofrece un país en crecimiento como consecuencia del desarrollo de una moderna economía de mercado.

En realidad, el empleo que se ha generado en los últimos años está logrando la verdadera y permanente inclusión social ya que, a diferencia de los programas asistencialistas que terminan creando dependencia y, por eso, nunca salen de la pobreza aquellos a los que se les regala alimentos, por ejemplo, quienes consiguen trabajo no van a contemplar volver a ser pobres o a estirar la mano para recibir una dádiva de un funcionario.

Sin embargo, el Gobierno no está llevando a cabo ninguna reforma para que la economía peruana se siga modernizando y así procurar que aquellos que aún están excluidos, porque no tienen ingresos adecuados, puedan encontrar trabajo.

Otro tema de preocupación en la agenda de la inclusión parece ser el voto femenino, perdón, quise decir la participación de la mujer en política. Por eso han salido con esa propuesta de ‘cuotas de género’ en las listas de los partidos. Lo cual parece absurdo en un país que en los últimos tres procesos electorales ha tenido como los principales protagonistas a mujeres y hemos estado cerca de elegirlas como presidentas de los peruanos.

Así que no parecen existir obstáculos para que una mujer sea candidata. Más bien, lo que también necesitamos en el frente electoral es reformarlo mejorando la calidad del voto eliminando el anacronismo de que sea obligatorio e introduciendo transparencia en la hoja de vida de los candidatos para evitar elegir a tanto incapaz y prontuariado. En ese momento, sin lugar a dudas, serán muchas más las mujeres que serán elegidas por el electorado.


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