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Ximena Castro

Así como hay padres fríos y severos, hay padres que son todo lo contrario. Permisivos. Generosos en exceso. Todo ello sin medir las consecuencias. Según la psicoterapeuta Ximena Castro de Quantrill, una clave de esta conducta se halla en la biografía.

01/09/13 |

Padres permisivos

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Así como hay padres fríos y severos, hay padres que son todo lo contrario. Permisivos. Generosos en exceso. Todo ello sin medir las consecuencias. Según la psicoterapeuta Ximena Castro de Quantrill, una clave de esta conducta se halla en la biografía. “Hay padres que tuvieron una infancia pobre económicamente. Entonces, no quieren que sus hijos pasen las mismas carencias. Pero, psicoanalíticamente hablando, pasa esto: al dar todo a los hijos, lo que hace el papá es ponerse en el lugar de ellos y darle todo a ese niño que nunca tuvo nada”, explica.

El padre es una figura vital en la formación de la personalidad. Todo lo que él pueda brindarle al hijo sirve para moldear diversos aspectos de su psiquis, ya sea para bien o para mal. El rol de este personaje es tan importante que hasta su ausencia deja una marca profunda.

El padre es una figura vital en la formación de la personalidad. Todo lo que él pueda brindarle al hijo sirve para moldear diversos aspectos de su psiquis, ya sea para bien o para mal. El rol de este personaje es tan importante que hasta su ausencia deja una marca profunda.

Los celos son frecuentes entre hermanos. Este escenario se observa, incluso, desde que son muy pequeños. Suelen tener conflictos porque no se sienten iguales. Un niño puede sentir celos porque cree que el otro hermano es más querido por los papás, porque juega mejor al fútbol o porque tiene más juguetes. Ese niño celoso, en realidad, se siente menos.

Los celos son frecuentes entre hermanos. Este escenario se observa, incluso, desde que son muy pequeños. Suelen tener conflictos porque no se sienten iguales. Un niño puede sentir celos porque cree que el otro hermano es más querido por los papás, porque juega mejor al fútbol o porque tiene más juguetes. Ese niño celoso, en realidad, se siente menos.

Muchos padres experimentan desazón cuando descubren que sus hijos les han mentido. La desazón se transforma en preocupación cuando la mentira se vuelve una costumbre. La primera acción que deben tomar los padres consiste en averiguar por qué sus hijos están mintiendo. ¿Es para ocultar una mala nota en el colegio? ¿Para tapar alguna travesura y evitar ser castigados? Resulta frecuente que los niños mientan, sobre todo cuando son pequeños y aún no tienen clara la noción de verdad y mentira ni las implicancias morales de ambas.

Muchos padres experimentan desazón cuando descubren que sus hijos les han mentido. La desazón se transforma en preocupación cuando la mentira se vuelve una costumbre. La primera acción que deben tomar los padres consiste en averiguar por qué sus hijos están mintiendo. ¿Es para ocultar una mala nota en el colegio? ¿Para tapar alguna travesura y evitar ser castigados? Resulta frecuente que los niños mientan, sobre todo cuando son pequeños y aún no tienen clara la noción de verdad y mentira ni las implicancias morales de ambas.

El perfil del papá de hoy se ha moldeado, principalmente, por los cambios a nivel social. “Ya no funciona la figura del papá cazador y de la mamá que se queda dentro de la cueva. Los tiempos han cambiado”, señala Ximena Castro, psicóloga de la Clínica de las Emociones.

El perfil del papá de hoy se ha moldeado, principalmente, por los cambios a nivel social. “Ya no funciona la figura del papá cazador y de la mamá que se queda dentro de la cueva. Los tiempos han cambiado”, señala Ximena Castro, psicóloga de la Clínica de las Emociones. “Los padres de ahora tienen que adaptarse a las nuevas formas de relacionarse en casa. Por ejemplo, la mamá de estos tiempos trabaja. Entonces, es normal que los papás se encarguen de bañar a sus hijos, cambiarles los pañales y ayudar en las tareas del hogar”, indica la especialista.

El maltrato no corrige. Es importante afirmar esto porque, lamentablemente, muchos padres consideran que los niños aprenden a golpes. Lo cierto es que la función del castigo es corregir las conductas inadecuadas de los hijos, pero no dañarlos.

El maltrato no corrige. Es importante afirmar esto porque, lamentablemente, muchos padres consideran que los niños aprenden a golpes. Lo cierto es que la función del castigo es corregir las conductas inadecuadas de los hijos, pero no dañarlos. “Es mejor optar por medidas de aprendizaje. La idea es que los niños reflexionen y comprendan que han hecho mal las cosas. El maltrato físico está descartado”, sostiene Manuel Saravia, psicoterapeuta del Instituto Guestalt de Lima.

Carmen González,Opina.21 c.gonzalez@ceprovi.org