Carlos Alberto Martínez, maestro de la Sexualidad Sagrada, que ha dedicado más 30 años de su vida al tantra y el sexo tántrico, nos explica los beneficios de esta práctica que según su experiencia nos provee salud física y mental armoniosa.
El ex vocalista de The Police, Sting y su esposa Trudie Styler revelaron su secreto para mantener la llama de la pasión encendida luego de 30 años de matrimonio. Su sólida relación, sin escándalos de infidelidad o crisis públicas nos demuestran que lo que practican sí resulta.
Algunas personas están en la búsqueda de tener una sexualidad plena, madura e intensa. Los motivos pueden ser múltiples: por insatisfacción sexual, por crear nuevas experiencias, por encontrar la madurez con la pareja.
Hay parejas que siempre están en búsqueda de nuevas expresiones sexuales. Dicha labor puede llevarlas a toparse con el sexo tántrico, un método erótico y milenario que aún resulta místico y desconocido para muchos. La idea primordial del sexo tántrico es bien simple: hay que saber aguantarse y no dejarse seducir por el orgasmo. Lo que importa es prolongar al máximo el tiempo de los juegos previos, las caricias y la penetración, a fin de retrasar la llegada del clímax. ¿Cuál es la gracia de esto? Si bien puede parecer una tortura sin sentido, lo cierto es que evitar el orgasmo es un camino placentero. El sexo tántrico permite que la pareja se enfoque más en el proceso que en el final, lo cual es altamente delicioso y beneficioso. En ese lapso, cuya duración puede llegar a contarse por horas, los amantes aprovechan los estímulos eróticos para, así, estrechar vínculos emocionales. Es una forma de acercarse de manera más paciente, íntima y profunda. Es una forma de jugar también, lo cual es una manera de fortalecer la dinámica de pareja. Haga la prueba.
PRISIÓN CASUAL “Por curiosos, se nos antojó comprar esposas en un sex shop”, confiesa Geraldine (28). “El punto es que se me ocurrió esposar a mi enamorado a la cama y empezar a hacerle masajes. En ese trance, me dan ganas de ir a orinar. ‘Ya vuelvo’, le digo. Fui al baño. Cuando me estoy lavando las manos, escucho un golpe fuerte. Al regresar, veo que la puerta del cuarto está cerrada. Intento abrirla y nada. ¡Estaba con seguro! Resulta que el viento estaba tan fuerte que pudo cerrar la puerta. Mi enamorado estuvo una hora ahí dentro, hasta que encontré la llave”.
PRISIÓN CASUAL “Por curiosos, se nos antojó comprar esposas en un sex shop”, confiesa Geraldine (28). “El punto es que se me ocurrió esposar a mi enamorado a la cama y empezar a hacerle masajes. En ese trance, me dan ganas de ir a orinar. ‘Ya vuelvo’, le digo. Fui al baño. Cuando me estoy lavando las manos, escucho un golpe fuerte. Al regresar, veo que la puerta del cuarto está cerrada. Intento abrirla y nada. ¡Estaba con seguro! Resulta que el viento estaba tan fuerte que pudo cerrar la puerta. Mi enamorado estuvo una hora ahí dentro, hasta que encontré la llave”.
Es la pregunta de los 50 mil soles. Y lo es porque diversos estudios –entre los que contamos la legendaria investigación del doctor Kinsey– aseguran que la relación sexual promedio dura escasos minutos, básicamente por la rapidez con la que el hombre eyacula. Dos, tres, cuatro minutos… Más de 10 minutos es raro. ¿Qué hacer ante esta desalentadora realidad? En muchos casos, la solución radica en la intersección de la resignación (hay autores que señalan que la eyaculación precoz no se cura) y en el ingenio. Le tenemos tres propuestas. Uno: Prolongar los previos. Esto permitirá complacer primero a la mujer para que, luego, el hombre cierre con broche de oro. Dos: Probar el sexo tántrico. Un poco laborioso, cierto, pero vale la pena el intento. Tres: Usar la técnica de parar y apretar. Consiste en interrumpir la penetración antes del punto de no retorno (ese momento en el que la eyaculación es inminente), apretar con firmeza el pene y esperar un par de minutos hasta bajar las revoluciones.
La práctica hace al maestro, dice el dicho. Sin embargo, esto ocurre solo si cada sesión amatoria es vista como una oportunidad no solo para disfrutar, sino también para aprender e innovar. Es decir, si usted, lector, solo ensaya la prueba del misionero y llega al orgasmo en dos minutos cada vez que tiene sexo con su pareja, ¿dónde está el aprendizaje? Si usted, lectora, solo se dedica a echarse sobre la cama y deja que el compañero haga todo el trabajo, ¿la convierte en una experta? La falta de creatividad, por más que tengan sexo todos los días, deriva en un estado de insatisfacción que puede crear tensiones innecesarias dentro y fuera de la cama. ¿Qué hacer? Simple: priorizar la calidad sobre la cantidad. Ojo, no estamos sugiriendo que se entregue al sexo tántrico, pero sí es importante reflexionar acerca del tipo de amante que uno es. En tal sentido, es importante dialogar con la pareja a fin de obtener un feedback sincero. La idea es que ambos gocen plenamente y, juntos, sean mejores amantes.
“¿Qué voy a hacer tantas horas concentrado para tener sexo? ¡Quiero acción! No, el tantra no va conmigo”, asegura Fernando (32). Esta postura es comprensible ya el sexo tántrico es una práctica malinterpretada y poco practicada, pero muy recomendada por los terapeutas e investigadores en materia sexual.
“¿Qué voy a hacer tantas horas concentrado para tener sexo? ¡Quiero acción! No, el tantra no va conmigo”, asegura Fernando (32). Esta postura es comprensible ya el sexo tántrico es una práctica malinterpretada y poco practicada, pero muy recomendada por los terapeutas e investigadores en materia sexual.
“Hago el amor durante ocho horas cada noche. Practico yoga desde hace 15 años y estoy más en forma que a los 18”, expresó el cantante Sting –ufanándose de su potencial sexual–en una entrevista con la cadena BBC. Es más, el músico mostró algunos ejercicios frente a cámaras. Sin embargo, su esposa, la diseñadora Trudi Taylor echó por tierra esta teoría en unas recientes declaraciones.