Fritz Du Bois, La opinión del director El verano tiende a calmar a la mayoría de los ciudadanos. Son meses de playa y descanso en la costa, mientras que la temporada de lluvias en la montaña los obliga a quedarse en casa buscando resguardo. Por lo tanto, no hay marchas y son muy pocos los que salen a hacer lío por algo. Además, no hay mayor actividad política –la revocatoria de Villarán es un hecho aislado– ya que el Parlamento está en receso y, en el Ejecutivo, el viajar reemplazando placas es lo único en lo que están interesados. Es una estación en la cual uno se olvida de la existencia del Estado hasta que llega el pago anual de impuestos en marzo.