Sandro Rosell tiene una historia particular. Hoy es el presidente del Barcelona, el club de fútbol más poderoso del mundo, pero de niño fue recogebolas del equipo, hecho que recuerda con mucho cariño.
Nadie pensaría que la rapidez de un recogebolas contribuiría a la victoria del Botafogo contra el Vasco (3-1). Pero ese fue el caso de Fernanda Maia, la bella joven que le devolvió el balón rápidamente a un lateral que, al apurar la jugada, dio un pase que Sebastián Abreu convirtió en gol.