Demetrio Gonzales Aguilar había terminado de colocar una puerta y volvía feliz a casa de su hermana, en Independencia, para recoger a sus dos hijos: Brian, de 12 años, y Jesús, de 11. Era 26 de diciembre de 2015 y había pasado la Navidad en su casa de Puente Piedra junto a sus pequeños. Desde que su madre los abandonó, dos años antes, era la primera vez que los tres reían y no lloraban, pero la felicidad les duró muy poco. Una llamada telefónica alertó a Demetrio. ¿Es el padre de Brian y Jesús?, le preguntaron. “Venga urgente con su DNI, sus hijos se han quemado, es grave”, fue el mensaje devastador.
Un menor, de iniciales G.T.A. (17), perdió la mano derecha tras la explosión de un pirotécnico. El hecho ocurrió en el río Ocuara, provincia de Sandia (Puno), cuando el adolescente pescaba junto a dos de sus compañeros de colegio.
Un niño de cinco años de edad resultó con quemaduras de tercer grado en los dedos de la mano derecha tras manipular un artefacto pirotécnico en su vivienda ubicada en el asentamiento humano El Cisne, en Tumbes.
La alegría con la que los cusqueños celebraban la llegada del Año Nuevo fue enlutada por una tragedia. El poblador Washington Flores Franco (38) murió luego de recibir el impacto de un potente producto pirotécnico cuando daba vueltas a la plaza de armas, como ritual para recibir con buena energía el nuevo año.
Un adolescente de 17 años, de iniciales J.A.M., perdió cuatro dedos de la mano izquierda cuando explotó el artefacto pirotécnico que manipulaba.
Un adolescente de 17 años perdió cuatro dedos de la mano izquierda tras la explosión de una ‘rata blanca’ en el asentamiento humano Satélite, en el distrito de Nuevo Chimbote (Áncash).