Aunque es difícil comparar la prevalencia de las violaciones sexuales en diversos países, porque cada uno maneja sus propias mediciones, lo cierto es que la violencia sexual en el Perú es un gran problema de salud pública y de derechos humanos. Por eso, el Estado debe fortalecer sus esfuerzos para garantizar que todos los sectores articulen y ejecuten sus funciones para registrar mejor los casos, atender a las víctimas y prevenir las agresiones.