Los policías implicados en la brutal golpiza y tortura que condujo a la muerte al vigilante Gerson Falla —en abril de 2011— tienen una nueva estrategia de defensa con la que intentan librarse de la cárcel: acusar del crimen a un grupo de serenos de San Borja.
Los policías implicados en la brutal golpiza y tortura que condujo a la muerte al vigilante Gerson Falla –en abril de 2011– tienen una nueva estrategia de defensa con la que intentan librarse de la cárcel: acusar del crimen a un grupo de serenos de San Borja.