Con la repentina partida de Carrie Fisher a los 60 años, su adorado perrito Gary quedó aparentemente solo. Pero ya se sabe que su hija, Billie Lourd, se hará cargo del pequeño bulldog francés, que a juzgar por una última fotografía que compartió la familia en su cuenta de Instagram está severamente afectado, sin ganas de jugar. Devastado. Su mamá no está y no volverá en su cumpleaños ni en la próxima Navidad. Tampoco está su abuela.