Cleopatra, además de reina faraón del antiguo Egipto, fue una emperatriz del sexo oral. Diversas fuentes sugieren que ella habría realizado felaciones a más de diez mil varones, una cifra asombrosa que merece corroboración. Se podría especular que Cleopatra sabía que brindar sexo oral y dominar los secretos del mismo requería mucha práctica.
Cleopatra, además de reina faraón del antiguo Egipto, fue una emperatriz del sexo oral. Diversas fuentes sugieren que ella habría realizado felaciones a más de diez mil varones, una cifra asombrosa que merece corroboración. Se podría especular que Cleopatra sabía que brindar sexo oral y dominar los secretos del mismo requería mucha práctica.
Aún persiste la siguiente creencia popular: que el sexo oral no implica riesgo para la salud. Que no es una vía para el contagio de enfermedades. Que no pasa nada. Sin embargo, la verdad es otra, lo opuesto. El sexo oral es, en realidad, una de las principales maneras de adquirir una infección de transmisión sexual. Es decir, no se necesita realizar una penetración para contraer, digamos, hepatitis B o el Virus del Papiloma Humano (VPH). Para muchos, esta información resultará obvia y repetitiva, pero lo cierto es que no todos están correctamente informados. No es un problema solo de adolescentes, sino también de adultos que, en teoría, deberían contar con educación en materia sexual. Veamos. En parejas que ya tienen tiempo constituidas, son fieles al 100% y existe una sólida confianza mutua, la protección no es, precisamente, una obligación. Ahora bien, si de todas maneras buscan protegerse, hay un par de apuntes. En el caso del sexo oral de mujer a hombre (felación), se debe usar condón. No hay otra. En el caso del sexo oral de hombre a mujer (cunnilingus), se recorta un pedazo de condón normal (trate de darle forma de rectángulo) y se coloca sobre toda la vulva. Tómelo en cuenta.
Durante el sexo interpretamos papeles que sacan lo más instintivo de uno. Entonces, como el guión está escrito por las circunstancias, en pleno acto y a punta de fricciones, las cosas no siempre salen como uno espera. A veces salen mejor, otras peor, pero lo raro, más bien, es que todo sea perfecto. Le presentamos tres historias con las que, tal vez, podría identificarse.