Maritza tiene 55 años. Llegó a Lima hace 30 para trabajar como empleada doméstica. Durante estos 25 años, ella ha cambiado cinco veces de trabajo. Hace seis meses le detectaron úlceras y su estado era tan grave que botaba sangre por la boca. Cuando su empleadora la vio así, no tuvo contemplación: la echó de la casa. Ahora, Maritza no sabe qué hacer. No tiene trabajo, no tiene seguro social, tampoco ahorros. Nunca pensó que esto le podía pasar.
Con el fin de prevenir estafas telefónicas —como las conocidas “llamadas ganadoras”—, la Municipalidad de San Isidro viene brindando charlas de seguridad a trabajadoras del hogar y vigilantes particulares del distrito.
El 50% de las peruanas en Chile trabaja como empleadas del hogar y gana aproximadamente US$500 mensuales, informó el viceministro de Trabajo de Chile, Bruno Baranda Ferrán.