La trascendencia de un artista es que al partir, es que deja no solo el legado de su obra sino además, el impacto que permite influir e inspirar a varias generaciones. Es el caso de Emilio Rodríguez Larraín, un artista que se unía y comunicaba con su obra, siendo ella la que le indicaba cómo debía ser esta pintada. “Siempre le guía, es una forma de sentir el abstracto”, precisó su hijo en una entrevista al pintor en El Comercio en 2010.
Con la finalidad de apoyar a los emprendedores, el 9 de setiembre se presentó de forma oficial la Asociación de Emprendedores del Perú (ASEP).
Siempre hemos tenido grandes artistas, pero hubo uno llamado Jorge Piqueras, acompañado por Emilio Rodríguez Larraín y Fernando de Szyszlo, quien trajo a la pintura peruana a la modernidad y supo romper con discurso y obra con el pasado, transformando lo anterior y generando una nueva etapa, una nueva era.