Acudió a la Comisión de Fiscalización del Congreso presionado por la posibilidad de ser llevado por la fuerza pública si incurría en un nuevo desacato. Pese a ello, el presidente regional de Cajamarca, Gregorio Santos, llegó con el pie en alto y con un tono confrontacional y displicente que le sirvió de escudo para no responder a las graves denuncias de irregularidades en su gestión.