Una fuerte tormenta de arena, con vientos de gran intensidad que alcanzaron los 56 kilómetros por hora, azotó ayer la ciudad de Pisco, obligando a sus pobladores a cerrar sus negocios, así como las puertas y ventanas de sus casas, para evitar ser alcanzados por la intensa polvareda.
Una fuerte tormenta de arena, con vientos de gran intensidad que alcanzaron los 56 kilómetros por hora, azotó ayer la ciudad de Pisco, obligando a sus pobladores a cerrar sus negocios, así como las puertas y ventanas de sus casas, para evitar ser alcanzados por la intensa polvareda.