Las protestas antigubernamentales en Ucrania se han ampliado por todo el país, desde Kiev, con la toma de otro edificio oficial, a la zona oriental ruso parlante, cuna de votos del presidente Víktor Yanukóvich, quien ha ofrecido nombrar a un opositor como primer ministro en un intento de apaciguar las jornadas de violencia iniciadas hace más de dos meses.
El último edificio de la capital en caer en manos de la oposición ha sido la Casa Ucraniana, antiguo Museo Lenin, que fue asaltado durante la madrugada por una multitud enardecida, que lo ha convertido en nuevo bastión de la resistencia.
Miles de manifestantes asediaron durante horas a los 200 agentes del Ministerio del Interior refugiados en el inmueble y únicamente los dejaron salir cuando hizo acto de aparición el carismático boxeador y dirigente opositor, Vitali Klitschkó.
Ahora, al igual que ocurriera con el Ayuntamiento y la Casa de los Sindicatos, el centro de exposiciones ha sido sellado con barricadas de nieve y en su interior se han abierto ya una cocina, un comedor y un dormitorio.
Los periodistas son los únicos que reciben autorización para adentrarse en sus dependencias, que se encuentran en buen estado, ya que los manifestantes se han comprometido a garantizar la seguridad de sus archivos.
“¿Extremistas? Soy licenciado universitario. Tengo más preparación intelectual que muchos ministros. Los bandidos son ellos”, aseguró a la agencia Efe otro ciudadano de unos 40 años a la puerta del edificio.
La resistencia popular a Yanukóvich es una máquina engrasada de desobediencia civil que tanto es capaz de organizar la construcción de una barricada en apenas unos minutos como la captura de unos provocadores o la toma de un edificio.
Como ejemplo, decenas de personas se dedicaron durante horas hasta la caída de la noche a romper la gruesa capa de hielo que cubría al adoquinado de la plaza de Europa con el fin de llenar los sacos de nieve para las barricadas.
Los manifestantes hicieron hoy una pausa en su lucha para celebrar las pompas fúnebres del manifestante bielorruso, Mijaíl Zhisnevski, quien murió al recibir un disparo en el pecho en los primeros días de desórdenes en Kiev.
Envalentonado por el avance del movimiento de protesta, el Cuartel de Resistencia Nacional (CRN) lanzó hoy un ultimátum a Yanukóvich para que libere en las próximas horas a los 118 manifestantes detenidos.
“Yanukóvich y sus asesores no entienden el ánimo que ha cundido entre la sociedad”, aseguró Serguéi Pashinski, subjefe del CRN y diputado opositor.
Mientras, ha ocurrido lo que más temían las autoridades, que las protestas no se limitaran a la capital y el oeste del país, tradicionalmente europeísta, sino que se propagaran por toda Ucrania, en particular el este controlado por el oficialista Partido de las Regiones.
Miles de manifestantes participaron hoy en el asalto al edificio de la delegación del gobierno en la ciudad de Zaparozhie, cuna de Taras Bulba y de los cosacos, enfrentamientos en los que resultaron heridas varias personas.
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