El Papa Francisco condenó la corrupción con duras palabras, al considerarla un grave pecado: “Dios nos encargó ganarnos el pan con un trabajo honesto”, dijo hoy a los fieles congregados en un rezo en la capilla de Santa Marta.
“Esa costumbre del soborno es una costumbre mundial manifiestamente pecaminosa. Una costumbre que no viene de Dios”, dijo Francisco.
Y quien vive de “pan sucio” pierde su dignidad. “¡Y es un grave pecado!”, dijo el pontífice.
El líder de la Iglesia católica pidió defenderse de la corrupción desde el principio. “Quizá se empieza con un pequeño sobre, pero se convierte en una droga”.
Francisco rezó sin embargo por los pecadores: “Pedimos al señor que cambie el corazón de los seguidores del rey soborno”, para que reconozcan que “la dignidad (… viene) de un trabajo digno y honrado, del trabajo diario y no de esos caminos más fáciles pero que al final te quitan todo”.
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