Cuatro personas murieron el sábado debido a la erupción del volcán monte Ontake en Japón, que no despertaba de forma tan fuerte desde 1979, cuando escupió más de 200,000 toneladas de cenizas.
El volcán, de 3,067 metros de altura y situado entre las áreas de Nagano y Gifu, proyectó espesas nubes de humo, cenizas y piedras. Este episodio sorprendió a más de 300 pobladores y turistas.
Los socorristas suspendieron sus operaciones durante la tarde del sábado por la creciente concentración de azufre, a pesar de que aún deben socorrer a 27 personas que no lograron bajar del monte.
Además, varias decenas de personas más resultaron heridas debido a la caída de rocas y se intoxicaron a causa de la inhalación de polvo. Los helicópteros de las fuerzas de autodefensa, enviados al lugar por el gobierno, socorrieron a siete de ellas.
Muchos de los visitantes huyeron, presas del pánico, cubriéndose la cabeza y el rostro para no asfixiarse, según testigos. Sin embargo, varias decenas de personas cuyas edades fluctúan entre los 45 y 49, no lograron bajar y pasaron la noche en los refugios.
El vapor continúa escapando de la cima del volcán este domingo, y existe el riesgo de que caigan cenizas en un radio de 4 km. En total, 550 soldados, policías y bomberos participaban en las operaciones de rescate.
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