El Senado de Brasil aprobó que la presidenta Dilma Rousseff sea sometida a un juicio de destitución, lo que significa que el fin de su mandato —y de trece años de la izquierda en el poder— queda a una votación de distancia.
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Tras más de 15 horas de debate, los senadores dieron su respaldo al juicio político de la mandataria, quien fue suspendida el pasado 12 de mayo acusada de violar la Constitución brasileña por autorizar gastos a espaldas del Congreso.
La defensa de Dilma Rousseff —a cargo del exministro de Justicia José Eduardo Cardozo— pidió la absolución de los cargos y cuestionó el castigo, argumentando estar del lado correcto de la historia:
“Un presidente de la República solo puede ser separado de su cargo si hay un atentado contra la Constitución. Debe ser un crimen mayor”.
Rousseff, quien ahora enfrentará la fase final del juicio, denuncia ser víctima de un “golpe parlamentario” y culpa a su vicepresidente —y actual presidente interino— Michel Temer de ello.
Mientras tanto, este último pide que se acelere el impeachment porque “la gente necesita saber quién es el presidente”.
Para que Dilma Rousseff sea destituida ahora queda que el pleno del Senado se pronuncie al respecto y se manifieste con mayoría calificada (54 votos). Esta sesión será convocada a fines de este mes, al finalizar las olimpiadas.
DATO
- Si es separada del cargo, Rousseff será la segunda mandatario en caer a manos del Congreso de Brasil en 24 años. El primero fue el hoy senador Fernando Collor.
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