¿Será el 2015 un buen año para la cultura? Esa es la pregunta que muchos nos hacemos, sobre todo si vivimos en Lima.
Más allá de los muchísimos cuestionamientos a su gestión, Susana Villarán logró, gracias a Pedro Pablo Alayza, armar un competente equipo de trabajo y, desde la Gerencia de Cultura, desarrollar un programa bastante atractivo con encuentros de teatro (FAEL), la Bienal de Fotografía, la puesta en valor de galerías y museos (Pancho Fierro y el Museo Metropolitano), un festival rockero, actividades en las calles y parques de la ciudad y más.
¿La gestión de Luis Castañeda continuará con esta tarea? Ojalá. ¿Y el Ministerio de Cultura? Sus esfuerzos rinden sus primeros frutos –hay avances en sus elencos artísticos y en el cuidado y puesta en valor del patrimonio arqueológico e inmaterial–, pero su presupuesto sigue siendo exiguo, más aun teniendo en cuenta que si por algo es atractivo nuestro país es, precisamente, por su cultura, y eso no solo implica a nuestro pasado precolombino.
Es urgente que lugares como el Museo de la Nación y otros espacios estatales –el Gran Teatro Nacional sigue siendo subutilizado– se conviertan en verdaderos motores de la cultura peruana contemporánea. Repetimos, el amor por la cultura se demuestra con presupuesto y, claro, nombrando a buenos gestores.
Pero, felizmente, siempre quedan las iniciativas privadas para que miremos con optimismo el futuro. Por ejemplo, se anuncia que, por fin, a mediados de 2015, el Museo de arte de Lima (MALI) reabrirá su segundo piso, donde se ubicaba su colección permanente.
Las buenas nuevas en este espacio son más: se anuncian monumentales exposiciones de las culturas Chavín y Mochica y, en el terreno de las imágenes, además de la reapertura de su Sala de Fotografía, se exhibirá la más completa muestra que se ha dedicado a la obra del grandísimo Martín Chambi. La exhibición será curada por Natalia Majluf y, como es una buena costumbre con ella, se editará un libro con un sesudo ensayo sobre nuestro fotógrafo mayor.
El Británico no se queda atrás y, de la mano de Christian Bendayán, en abril nos sumergirá en el mundo del poeta –y personaje de nuestra cultura– César Calvo.
Y en setiembre, Shakespeare, bien guiado por Alberto Ísola, impondrá su presencia en la sala del Británico con Cuento de invierno.
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