Juan José Garrido (director@peru21.pe)
Uno de los mayores problemas del Perú es la rigidez laboral y la corrupción, aseguró el representante de la Fundación Heritage, James Roberts.
¿Cuál es la situación actual de la libertad a nivel global y cuál ha sido la tendencia de los últimos cinco años?
Globalmente empieza una recuperación desde principios de 2008, principalmente gracias a los países de Asia, y al crecimiento económico mundial, en donde el tamaño del gobierno, según nuestros indicadores, es un porcentaje de todo el gasto público. También ha habido progreso en temas de libertad de empresa y libertad para trabajar, pero aún hay muchos problemas, como la corrupción. Ésta es la situación desde que salió el índice hace 20 años. La tendencia es a un mundo cada vez más libre.
¿Cuál es el estado de libertad económica en la región?
En América Latina vimos una ligera mejora en libertad económica, que se observa también en América Central, América del Sur y el Caribe. Lo importante en América del Sur para este año es el avance de Colombia hacia el siguiente rango de nuestro índice. Hay seis rangos, el primero es “libre”, donde solo seis países de los 184 que vemos están incluidos. Colombia entró en la categoría de “mayormente libre”. Chile está casi en el top 10 y el resto de países está en categorías más bajas, incluido Perú que está en la “moderadamente libre”. Los países del ALBA y el régimen peronista de Argentina están más abajo, junto con Cuba y Venezuela. Ellos están en la categoría “represiva”. Brasil con mucho proteccionismo, burocracia y nacionalismo está en la categoría de “mayormente no libres”.
Perú había venido mejorando hasta 2012, a partir de ahí han sido dos años consecutivos de caídas, ¿deberíamos preocuparnos?
Es importante ver las tendencias en un lapso de 5, 10 y 20 años. Algunos países tienden a tener un impulso que es difícil revertir. Perú tuvo más progreso hasta 2012, ahora esperamos ver qué dirección tomará y dónde se ven debilidades. La corrupción es un problema, es peor en Perú que en Colombia, también las leyes laborales y cuánta intervención tiene el gobierno en las empresas privadas con respecto del sueldo mínimo, horas de trabajo, etc.
¿Cuáles son los indicadores que más han empeorado en el índice de libertad de Perú?
Los gastos públicos están controlados, no hay mucha intervención ni regulación de precios, el régimen de comercio es abierto y el hecho de que la inversión extranjera directa puede entrar sin muchos enredos hacen al Perú atractivo. Las debilidades tienen que ver con derechos de propiedad, corrupción, la legislación laboral es un poco más rígida que antes. Esas son las señales que se envían a los inversionistas.
¿Explíquenos cuál es la relación entre el salario mínimo y la libertad y cómo se traduce que mejorar esta remuneración sea malo para el modelo económico del país?
Todos los países luchan con esto porque a nivel político es popular decirle a la gente que vas a ordenarle a sus empleadores que les paguen más dinero. En términos económicos, creo que cualquier economista honesto dirá que los estudios han demostrado que las leyes de sueldo mínimo son contraproducentes y dañinas porque no incrementan la productividad ni el ingreso. Es imponer una serie de incentivos perversos que, en países como Perú, llevan a un mayor sector informal, donde las empresas están reacias o nerviosas de contratar a empleados a tiempo completo y prefieren pagarles por contratos. Ha sido un problema en Europa también y es una de las razones por las que vemos el tamaño del gobierno y la legislación laboral cuando construimos el índice. Creo que las personas tienen que ser más instruidas en que, como nosotros decimos, “no hay almuerzo libre”, alguien va a pagar y a veces termina siendo el pobre.
Desde 2010, la tasa de crecimiento del PBI medida de manera trimestral viene bajando. Cuando uno mira la tendencia del índice también hay una clara tendencia a la baja. ¿Hay alguna relación entre estas dos curvas?
Algunos países han estado lo suficientemente alerta para usar el boom de los commodities para pagar los déficits, deudas y hacer reformas que serían relativamente menos dolorosas –políticamente– en tiempos de mayor actividad económica y crecimiento. Ahora con la desaceleración en China, el ‘tapering’ y la menor demanda de exportaciones de commodities, los países como Brasil y, en menor medida, Perú, están sufriendo las consecuencias de seguir teniendo mucha deuda y no haber hecho las reformas necesarias en muchas áreas. Por una menor actividad económica los políticos están haciendo promesas para indemnizar a las víctimas, es una técnica clásica de la izquierda, en vez de aclarar que van a venir tiempos difíciles y que van a tener que retroceder y reducir expectativas.
Si tuviera que darle un consejo a los peruanos, cuáles serían esos tres o cuatro factores que usted diría “cambien esto porque es esencial”.
Yo diría que una verdadera política pro trabajo, pro empleo, sería decirle a los empleadores que les será más fácil contratar gente, que se va a reducir la burocracia, los límites a la libertad empresarial, que no se van a imponer leyes de remuneración mínima vital que son rígidas e irrealistas, y diría que daremos real autoridad a los gobiernos provinciales. Si en todo el Perú hubiera un esfuerzo para descentralizar los ingresos, esto inevitablemente reduciría el nivel de corrupción que existe porque un ente recaudador centralizado aumenta la tentación de corrupción. Este sería un esfuerzo beneficioso que el gobierno podría hacer.
FRASES
- “Debido a la rigidez, el gobierno no recauda más impuestos por actividades económicas legítimas”.
- “En Cusco están preocupados de que el gobierno central tome los derechos mineros e ingresos de la producción de energía y que no regresen nada a la región”.
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