Desde muy pequeña, Adriana Pastor se convirtió en “una niña vendedora”; es decir, comercializaba todo tipo de artículos, como ganchos, ropa y stickers, sin imaginar que en el futuro, junto a su esposo Javier Cárdenas, se dedicaría a la exportar productos elaborados a base de cerámica al frío, específicamente souvenirs para fiestas, a través de su empresa, Zoe Artcrafts.