“Hace unas semanas vi un reportaje en la televisión sobre los sex shops. Medio en broma, medio en serio, le dije a mi esposa para ir a uno de estos lugares, pero ella me dijo que jamás lo haría. Creo que hasta se ofendió”, cuenta Josué (34). “Iría a una tienda erótica pero, uy, ¿qué dirá la gente?”, dice Sofía (29).
“Hace unas semanas vi un reportaje en la televisión sobre los sex shops. Medio en broma, medio en serio, le dije a mi esposa para ir a uno de estos lugares, pero ella me dijo que jamás lo haría. Creo que hasta se ofendió”, cuenta Josué (34). “Iría a una tienda erótica pero, uy, ¿qué dirá la gente?”, dice Sofía (29). “Una vez fui con mi enamorado a una tienda de estas. Bueno, tal vez exagero: no llegamos a cruzar la puerta porque me di media vuelta cuando vi el letrero a lo lejos. Me dio taquicardia”, confiesa Natalie (26). “¿Para qué voy a ir a un lugar así? Esos juguetes no sirven para nada”, comenta David (41).
Los ‘carritos del placer’ que tenían previsto regalar 10.000 vibradores en Nueva York, y que fueron cerrados por las autoridades de dicha ciudad por carecer de los permisos pertinentes, pudieron finalmente repartir su cargamento.