Guido Lombardi,Opina.21 Designado por Franco en 1969 para perpetuar la dictadura (“lo he dejado todo atado y bien atado”), Juan Carlos de Borbón tuvo que esperar a la muerte del caudillo en 1975 para asumir el trono y los poderes absolutos con que había sido investido. Para entonces la mayoría de los españoles, en especial los jóvenes, consideraban despectivamente a ese monarca cuarentón impuesto por la dictadura. Era común escuchar en las calles de Barcelona chismes sobre sus aventuras amorosas y anécdotas sobre su extrema frivolidad. No muchos se atrevían entonces a pronosticar larga vida a la monarquía.