Un genio peruano. Así lo califican a Andrés Fabián Salinas, un estudiante escolar que cursa el quinto año de secundaria y que, a su corta edad, ha logrado un importante logro en su vida: lograr la medalla de oro en la 49ª Olimpiada Internacional de Química.
Científicos suecos dijeron el martes que pudieron confirmar la existencia de un elemento químico desconocido hasta ahora, pero que será difícil ponerle nombre.
La conductora del programa Al aire, ‘Maju’ Mantilla, respondió a Rodrigo González ‘Peluchín’, quien señaló que a ella le falta buena química con su compañera Sofía Franco para afianzarse como dupla televisiva.
La conductora del programa Al aire, ‘Maju’ Mantilla, respondió a Rodrigo González ‘Peluchín’, quien señaló que a ella le falta buena química con su compañera Sofía Franco para afianzarse como dupla televisiva.
La Universidad Cayetano Heredia ofrecerá el curso Diviértete y Aprende. Se trata de un programa de siete semanas de duración que permitirá a los jóvenes acercarse al mundo de la ciencia. Ramas como biología, química, álgebra, entre otras, serán exploradas de manera lúdica. El curso arranca el 7 de enero y se dirige a todos los alumnos que cursen secundaria el próximo año. Para mayores informes, llame al 445-2308.
Por: Beto Ortiz, Pandemonio Te parecerá una zalamería pero la primera mujer que besé en mi vida se llamaba Milagros. Se llamaba no, se llama porque está viva aunque no he vuelto a verla en veinte años: Milagritos de la Cruz. Sé que está viva, que sigue guapa y también menos sola que yo: se marchó a España, tuvo un niño en Australia y ahora vive en Bulgaria. Del primer hombre que besé en mi vida no escribiré nada aquí porque sería demasiada realidad y a nuestro público hay que darle lo que nos pide: fantasía. ¿Besaste tú a una mujer alguna vez? Podría apostar que no. Que no eres, precisamente, Britney Spears. Podría apostar que, como a mi amada Martha Hildebrandt le encanta repetir: a tu vida le ha faltado un poco de locura. ¿Le ha sobrado locura a la mía? De repente. No lo sé. Lo único que sé es que a esta vida hay que sorbérsela toda como un mango maduro, rojo y helado en el verano y sumergirse en su pulpa y embarrarse de ella y quedarse luego todo pegajoso y extasiado. (Un mango nunca sabrá igual si se lo come usted –ejem, ejem– en platito de porcelana, con cubiertos de plata y la servilletita bordada perfectamente puestecita en el regazo, señorita.)