A diferencia de las mujeres, el hombre necesita tomar un descanso después de llegar al orgasmo. Las mujeres pueden experimentar en cadena uno, dos, tres, en fin, cuantos orgasmos puedan soportar, mientras que el hombre debe superar el periodo refractario cada vez que eyacule y/o alcance el clímax. En este lapso, la ‘maquinaria’ sexual masculina se relaja, se recarga y vuelve a estar operativa.