Temprano, casi cuando el sol asomaba en el horizonte, la gente empezó a caminar. Llegó de todas partes de Lima y de varias provincias. “Los autos, papá”, gritaba un niño que estaba por acostumbrar sus oídos a los motores. “Una foto, amigo”, pedían chicas, vestidas con diminutas prendas, a los pilotos extranjeros que se detenían en el camino. Un camino de 10 kilómetros entre el ‘Village Dakar’ y el podio de salida en Agua Dulce. Así comenzó la fiesta en la Costa Verde.
Temprano, casi cuando el sol asomaba en el horizonte, la gente empezó a caminar. Llegó de todas partes de Lima y de varias provincias. “Los autos, papá”, gritaba un niño que estaba por acostumbrar sus oídos a los motores. “Una foto, amigo”, pedían chicas, vestidas con diminutas prendas, a los pilotos extranjeros que se detenían en el camino. Un camino de 10 kilómetros entre el ‘Village Dakar’ y el podio de salida en Agua Dulce. Así comenzó la fiesta en la Costa Verde.