En Rusia hay una escuela dedicada a la formación sexual. Se trata de un espacio que ofrece cursos exclusivamente para mujeres. La idea es que las estudiantes se conviertan en expertas de las artes amatorias. Por ejemplo, se les enseña a brindar sexo oral, a disfrutar el sexo anal, los secretos del orgasmo masculino, entre otros. Las asignaturas son full práctica. No hay hombres, ciertamente, pero hay maniquíes, muñecos inflables, penes de látex y otros juguetes eróticos.
En Rusia hay una escuela dedicada a la formación sexual. Se trata de un espacio que ofrece cursos exclusivamente para mujeres. La idea es que las estudiantes se conviertan en expertas de las artes amatorias. Por ejemplo, se les enseña a brindar sexo oral, a disfrutar el sexo anal, los secretos del orgasmo masculino, entre otros. Las asignaturas son full práctica. No hay hombres, ciertamente, pero hay maniquíes, muñecos inflables, penes de látex y otros juguetes eróticos.
A diferencia de las mujeres, el hombre necesita tomar un descanso después de llegar al orgasmo. Las mujeres pueden experimentar en cadena uno, dos, tres, en fin, cuantos orgasmos puedan soportar, mientras que el hombre debe superar el periodo refractario cada vez que eyacule y/o alcance el clímax. En este lapso, la ‘maquinaria’ sexual masculina se relaja, se recarga y vuelve a estar operativa.