Después del amor no hay placeres más intensos que el comer y el beber. Y a eso fuimos a Cusco, al bello hotel Palacio Nazarenas, ubicado en un convento religioso colonial que hoy se ha transformado, con buen gusto, en uno de los mejores de la Ciudad Imperial.
Después del amor no hay placeres más intensos que el comer y el beber. Y a eso fuimos a Cusco, al bello hotel Palacio Nazarenas, ubicado en un convento religioso colonial que hoy se ha transformado, con buen gusto, en uno de los mejores de la Ciudad Imperial.