Apenas tiene 9 años, pero el pequeño Paolo ya ha tenido que luchar mucho más que cualquier adulto. El 20 de setiembre de este año en su natal Tarapoto (San Martín) ardió como una antorcha humana tras un terrible accidente ocurrido cuando su madre salió a hacer compras y dejó al niño y a su hermanito menor a cargo de su hermana mayor, de 18 años.