Ciudadanos extranjeros, que ingresan al país en calidad de turistas, han convertido a la capital en su centro de operaciones para dedicarse al ilícito negocio del proxenetismo. Este es el caso de un ucraniano que desde el año pasado dirige una red de prostitución al más alto nivel y que ‘maneja’ a 50 mujeres —entre ellas colombianas, ecuatorianas y peruanas— que ofrecen sus servicios por ‘delivery’. La Policía lo busca intensamente.