Los fines de semana se han convertido en sinónimo de embriaguez para un gran número de adolescentes de entre 13 y 18 años. Uno de los motivos es la gran oferta de discotecas en las que se organizan las denominadas fiestas ‘matiné’: eventos diurnos, exclusivamente para menores, en los que la ingesta de licor no tiene límites.
Los fines de semana se han convertido en sinónimo de embriaguez para un gran número de adolescentes de entre 13 y 18 años. Uno de los motivos es la gran oferta de discotecas en las que se organizan las denominadas fiestas ‘matiné’: eventos diurnos, exclusivamente para menores, en los que la ingesta de licor no tiene límites.