Hacer de tripas corazón. Esa es la dura tarea que inició ayer Francisco Pizarro, quien asumió la dirección técnica de Alianza hasta fin de año en reemplazo de Wilmar Valencia. Los objetivos son claros: recuperar la unidad del grupo y terminar dignamente el campeonato con la clasificación a un torneo internacional si no se logra pelear por el título.
Alianza está dividido. El DT Wilmar Valencia y los jugadores no van en el mismo camino y la comunicación es mala. Además, la administración respalda la continuidad del cuerpo técnico pero presiona para que hagan cambios.