“Ninguno de los dos tenía motivos para matar a su mamá. Los problemas (entre Ariel y Eva) vienen después. Surgen luego del fallecimiento de la señora, cuando Liliana (Castro) viene a vivir con ellos”. Este es el testimonio de Lucía Mendoza Illescas, una mujer que trabajó por 12 años para la empresaria Myriam Fefer.