Sin salida y completamente acorralado por sus desafortunadas expresiones en contra de los parlamentarios peruanos y por las denuncias de su esposa, el embajador en Venezuela, Luis Raygada, renunció ayer al cargo –según dijo– “para permitir que el Gobierno pueda actuar sin ningún tipo de presión política ni mediática ante la situación planteada en el contexto interno”.