Es normal que los padres, llegado el final del año escolar, se pregunten: “¿Y ahora qué hago con los chicos?”. Dependiendo de cómo fueron los resultados académicos, se empiezan a barajar alternativas para que “no pierdan el tiempo” en verano.
Es normal que los padres, llegado el final del año escolar, se pregunten: “¿Y ahora qué hago con los chicos?”. Dependiendo de cómo fueron los resultados académicos, se empiezan a barajar alternativas para que “no pierdan el tiempo” en verano. La primera opción: matricularlos en talleres. Lo ideal es conversar con los hijos y averiguar sus intereses. Lo peor que puede hacer es imponer e ignorar los deseos de los pequeños. Dialogando y persuadiendo llegarán a buen puerto.