Karen no puede olvidar a Tony. Después de haber vivido una breve pero intensa relación de siete meses, rompieron por motivos que aún no han quedado claros. Tony no sabe por qué ni cómo perdió a Karen. Esa sensación de desconcierto y la falsa ilusión de que las cosas tenían arreglo alimentaron su actitud de acosador. Durante todo un año, Tony empleó las redes sociales para “estar cerca” de Karen. Al principio, vía Facebook . Le mandaba mensajes invitándola a tomar un café para aclarar las cosas. Los mensajes se repetían, pero Karen no contestaba. Cosas como “te extraño, hay que vernos”, “¿cómo estás?” o “espero que estés bien, solo pasaba para saludarte” no le producían malestar alguno.
A diferencia de otras épocas, las parejas de hoy no formalizan con un “¿te gustaría estar conmigo?”. Los rituales de antes han sido desplazados por procesos ambiguos. “Que fluya”, suelen decir. Si dos personas llevan saliendo unos cuantos meses, llegar al punto de considerarse enamorados y establecer una relación formal es cuestión de tiempo. A alguno se le ocurrirá tomar la iniciativa para aclarar las cosas. ¿Pero qué tal si ese momento no llega y, durante meses, incluso años, están en la misma incertidumbre? Según el psicólogo Walter Risso, se trataría del síndrome del “ni contigo, ni sin ti”. Las personas no saben qué hacer con sus sentimientos y pueden mantener una relación poco transparente. ¿Están juntos o no? Risso dice que si una persona vive este tipo de relación, debe buscar otra cosa mejor. ¿Para qué torturarse?
Karen no puede olvidar a Tony. Después de haber vivido una breve pero intensa relación de siete meses, rompieron por motivos que aún no han quedado claros. Tony no sabe por qué ni cómo perdió a Karen. Esa sensación de desconcierto y la falsa ilusión de que las cosas tenían arreglo alimentaron su actitud de acosador. Durante todo un año, Tony empleó las redes sociales para “estar cerca” de Karen. Al principio, vía Facebook. Le mandaba mensajes invitándola a tomar un café para aclarar las cosas. Los mensajes se repetían, pero Karen no contestaba. Cosas como “te extraño, hay que vernos”, “¿cómo estás?” o “espero que estés bien, solo pasaba para saludarte” no le producían malestar alguno.