Llegó como un morenito pequeño, de movimientos ágiles y sonrisa pícara. Llegó con el festejo de la ‘garrotera’ en la cabeza y esperando representarla en cada partido. Llegó valiendo un millón 800 mil dólares, hoy es otro. Porque Yordy Reyna se transformó, como por arte de ‘magia’, en uno de los mejores del Sudamericano Sub 20. Hoy no tiene precio.
Llegó como un morenito pequeño, de movimientos ágiles y sonrisa pícara. Llegó con el festejo de la ‘garrotera’ en la cabeza y esperando representarla en cada partido. Llegó valiendo un millón 800 mil dólares, hoy es otro. Porque Yordy Reyna se transformó, como por arte de ‘magia’, en uno de los mejores del Sudamericano Sub 20. Hoy no tiene precio.