¿Qué la animó a incursionar en este rubro? Cuando era niña, solía comerme las uñas de las manos, con el tiempo abandoné este hábito y comencé a cuidármelas. Había visto centros de belleza, pero en Nueva York encontré lugares especializados en el cuidado de uñas, muy diferentes a las peluquerías convencionales y pensé que este podría ser un negocio rentable en Perú.
¿Cómo hace para luchar contra la competencia? Se puede tener un margen de ganancia mínimo, un 20% está bien, pero habrá que vender bastante volumen. Afuera de nuestras tiendas ubicamos a degustadoras para que el público se anime a comprarlo.
¿Cómo ha evolucionado el negocio de las carnicerías? Yo empecé trabajando con mi padre hace 20 años. En ese entonces, los consumidores solo tenían dos opciones: los puestos de mercado o los camales. Sin embargo, ahora hay varias tiendas que han entrado a competir. Además, el boom gastronómico ya está abriendo mayores oportunidades.
¿Cómo así te animaste por abrir tu propio restaurante? La verdad, primero abrí una peluquería porque parecía ser un negocio rentable, pero fracasó. Luego me animé con mi hermana y arriesgamos por un chifa en Lima Norte. El negocio funcionó tan bien que abrimos otros siete locales en asociación con mis hermanos.
¿Por qué incursionó en este sector? Mi esposa trabajaba en una planta de cerámicas, un día la despidieron y le pagaron su liquidación con mercadería de este rubro. En ese momento decidimos dedicarnos a vender estos productos. Yo trabajaba en una fábrica de cuero, renuncié e invertí mis ahorros en esta aventura empresarial que hoy se llama JEMMS.
¿Quién lo inspiró a formar un negocio de tablas de surf? Desde que tenía ocho años corría olas, agarraba las tablas viejas de mis amigos y las rehacía porque me gustaba el deporte y las manualidades. En 1991 decidí que era hora de convertir este arte en un negocio.
¿Siempre supo que quería dedicarse a las manualidades? No. Antes de dedicarme a este negocio yo estudiaba Tecnología Médica en la universidad. Mi pasión por las manualidades empezó cuando estaba en cuarto ciclo. Decidí llevar un curso aparte sobre arreglos en tela.
¿Cómo ha evolucionado su negocio? Hemos crecido a un ritmo de 25% en los últimos dos años. Tenemos más de 16 mil consultas oftalmológicas al mes en los locales de San Isidro, Los Olivos y San Juan de Miraflores. Concentramos el 29% del mercado.
¿Por qué empezó un negocio de ese tipo? Mi primer trabajo fue en una empresa dedicada a la importación de rodamientos y retenes. En los años ochenta dejé de laborar en esa compañía y abrí mi propio negocio. Ahora asesoro a mis hijos para que administren la tienda ubicada en la primera cuadra de la avenida Iquitos. No solo ofrecemos rodamientos y retenes, también collarines, crucetas y templadores, así como repuestos de última generación.
¿Por qué optaron por abrir una juguería? En el rubro de restauración, hay una tendencia marcada hacia la comida saludable. Evaluamos la zona (Cercado de Lima) y no había una oferta que satisficiera esta demanda. Entonces, decidimos invertir en una juguería, pero debía ser una franquicia pues no teníamos mucho conocimiento del mercado.
¿Es rentable la venta de tamales? Cuando pensé en poner un negocio, decidí que este debía estar relacionado con algo que me guste y que además debía ser rentable. Entonces, me di cuenta de que en nuestro país los tamales son una tradición culinaria con buena demanda, sobre todos los domingos.
¿Por qué un negocio de catering? Comenzamos hace cuatro años con una pastelería-panadería pues yo tengo familia que se ha dedicado a ese negocio, así que conocía más o menos el manejo. Pero los clientes me pedían que los bocaditos y servicios que ofrecía en el local se los lleve a su empresa, así que decidimos apostar por este negocio.
¿Cómo empezó su negocio? Mi padre empezó la empresa en un garaje de Santiago de Surco hace 37 años. Con el tiempo se ha ido integrando toda la familia. Yo, por ejemplo, trabajo hace nueve años en la veterinaria. Por lo que sé, el capital inicial fue mínimo porque en esa época teníamos un local muy pequeño.
¿Cómo construir una marca con acogida? El sueño de toda estudiante de diseño es tener su propia marca, pero para tener éxito no basta con dibujar bonito. Hay que saber cómo funciona una empresa y para ello hay que trabajar en una, sin el prejuicio de temer a empezar como asistente. Mientras se pase por más áreas será mejor.