El Papa Francisco cesó a un cardenal italiano muy conservador que encabezó el departamento vaticano del clero, pero mantuvo en su cargo a un prelado alemán que dirige una ofensiva contra monjas estadounidenses sospechosas de disentir de ciertas enseñanzas católicas y que también ayuda a planificar la respuesta a los casos de abusos sexuales por parte de religiosos.