WASHINGTON (AFP).– El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, obtuvo el apoyo de líderes clave de la oposición republicana para un ataque militar limitado en Siria, mientras que el secretario general de la ONU se manifestó en contra de un “baño de sangre” y llamó a la cautela.
El comandante rebelde Abu Sakkar, que conmocionó al mundo por arrancar el corazón al cadáver de un soldado sirio y morderlo, justificó su acción alegando que vio “atrocidades” en el celular del militar muerto.