Todo empezó muy rápidamente y terminó igual. Rosita y Eduardo se conocieron en una discoteca donde apenas cruzaron palabras, pero un flechazo los enganchó. Sin embargo, este inicio –espontáneo– vaticinó lo que vendría después: una relación fugaz y tormentosa.
Todo empezó muy rápidamente y terminó igual. Rosita y Eduardo se conocieron en una discoteca donde apenas cruzaron palabras, pero un flechazo los enganchó. Sin embargo, este inicio –espontáneo– vaticinó lo que vendría después: una relación fugaz y tormentosa.