Tenía 16 años cuando Marco llegó a vivir al barrio de Santa Patricia, en La Molina. Mudarse de casa le significó un mal momento pues lo alejó de sus amigos con quienes creció desde que dio sus primeros pasos. Decidió aislarse hasta que –desde la ventana de su dormitorio– comenzó a ver pasar todas las tardes a una chica de cabello rubio y de rulos pronunciados.
Tenía 16 años cuando Marco llegó a vivir al barrio de Santa Patricia, en La Molina. Mudarse de casa le significó un mal momento pues lo alejó de sus amigos con quienes creció desde que dio sus primeros pasos. Decidió aislarse hasta que –desde la ventana de su dormitorio– comenzó a ver pasar todas las tardes a una chica de cabello rubio y de rulos pronunciados.