A veces los entrenadores, sobre todo los extranjeros, se confunden. Piensan que están por encima del bien y del mal y que, en un medio futbolístico tan precario como el nuestro, solo pueden dar lecciones, jamás aprenderlas aquí. Hace un año, Sergio Markarián llamó “miserable” a un hincha porque este le dijo que se llevaba fácil el dinero. Ayer, Ángel Comizzo, entrenador de Universitario, llamó “estúpido” a un hincha de Alianza Lima.