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Enrique Chirinos Soto: "Sucumbí a la tentación"

Domingo 04 de diciembre del 2005 | 12:00

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04 dic (Peru21.com) -

Enrique Chirinos Soto reaparece para hablar de Fujimori, Montesinos, Velasco, Odría, el whisky y hasta del Té Chirinos. Qué duda cabe: el poder embriaga. Una entrevista on the rocks.

Escribir memorias en el Perú es raro, quizá porque acá el género por excelencia es el olvido. Enrique Chirinos Soto acaba de publicar las suyas y, en medio de todos sus recuerdos, nos confesó que ya no bebe, aunque durante esta entrevista no dejó de fumar cigarro tras cigarro. Sin embargo, no espere hallar aquí una cortina de humo.

Si ha vivido 75 años y ha visto tanto del Perú, ¿por qué ha sacado un libro de memorias de tan pocas páginas?

He procurado hacer una memoria sintética y no ofrecer detalles de mi vida privada. No creo que haga un segundo tomo. Nadie debe hacer memorias antes de los cuarenta, pero todos deben hacerlas después, y yo ya he sobrepasado ese límite.

¿Ha hecho un acto de contrición por su desempeño durante el régimen fujimorista?

Yo me opuse a la interpretación constitucional que le permitió a Fujimori tener tres mandatos consecutivos. Sin embargo, acepté la invitación de Carlos Torres y Torres Lara para integrar la lista de candidatos al Congreso en el 2000, y eso fue un error. Sí, fue un error. Yo fui un mal candidato. No tenía dinero, hice la campaña a desgano y perdí la elección.

¿Y por qué quiso ser candidato?

Cuando uno está en el Congreso generalmente -y creo que no hay excepciones- aspira a seguir siendo congresista. Todos los congresistas tienen esa manía de perdurar. Es una manía a lo elevado del cargo, a la representatividad, a la inmunidad, a una serie de privilegios. Pero no me arrepiento de no estar hoy en el Congreso.

¿Qué le parece la calidad del actual Congreso?

Es inferior a la del Congreso pasado, pero ello obedece a que no se ha conservado la elección por distrito nacional único. Bajo ese modelo, los partidos debían colocar a sus personalidades más importantes. En cambio, con la elección por departamentos se tiene en cuenta a caciques.

En 1990, refiriéndose a Fujimori, usted dijo que no creía que el Perú pudiera elegir como presidente a "un peruano de primera generación". ¿Qué lo sedujo de Fujimori para que después colaborara con él?

Fujimori hizo una política de shock y detuvo la inflación de un porrazo. También se mostró eficaz en la lucha contra la guerrilla. Ketín Vidal tomó preso al camarada Gonzalo. Yo tenía que respaldar eso, pero nunca voté por consigna. En la bancada de Renovación teníamos una posición de veras independiente. A veces votábamos con la mayoría y otras, con la minoría.

A través de un vladivideo oímos cómo usted le decía a Montesinos: "Nadie te ha defendido como yo. En la Ley Cantuta; donde tú me has llamado, yo he estado". ¿Por qué fue tan sumiso con el ex asesor?

No, no fui sumiso. Simplemente dije mi verdad, según la creía. Ni ese video ha servido para acusarme de nada. Mi honradez está intacta.

Pero sí se le puede cuestionar su actitud. ¿Qué autocrítica se haría?

Que teniendo yo una posición tan eminente en la vida pública, no me di cuenta de la corrupción, de la cual Montesinos era una especie de director. Montesinos es muy inteligente, pero no es un genio. Él imaginaba que el poder era eterno, y el poder es efímero, como lo sabe Montesinos ahora y como lo sabe Fujimori en Chile.

¿Y qué opina ahora de Fujimori?

No me pida una opinión sobre su persona, pero en cuanto a sus gobiernos, el primero fue excelente. El segundo no fue tan bueno, sin embargo hizo los acuerdos finales con Ecuador y Chile. Su segunda reelección consecutiva fue una estocada. Fujimori no conoce la historia del Perú. No sabe que nadie se ha reelegido, sino Leguía, pero Leguía fue derrocado como él. Fujimori no hizo caso, ni Montesinos tampoco.

Ni usted tampoco.

Sí, pues, pero yo sucumbí nomás ante la tentación parlamentaria.

¿Cómo alguien que comenzó luchando contra la dictadura de Odría en Arequipa pudo terminar apoyando al régimen corrupto de Fujimori?

Yo era representante libremente elegido y tenía que votar de acuerdo con mi consciencia. Hubo corrupción en el gobierno de Fujimori, pero no hubo dictadura.

Su vida parlamentaria nace cuando Odría le pide postular en las elecciones complementarias de 1967 por la coalición Apra-UNO. ¿Cómo pudo unirse con quien lo había encerrado en El Frontón once años atrás?

Eso de El Frontón fue una anécdota. Yo me expresé contra Odría cuando él era dictador, pero, durante la Coalición Apra-UNO, Odría y su partido se conducían dentro de las reglas del juego parlamentario. Yo ya no tenía ninguna objeción. Odría me llamó y acepté.

¿En política se olvida fácilmente?

Haya de la Torre decía: "No tengo memoria para los agravios". Yo, que soy menos que Haya, la tengo mucho menos. Además, lo de El Frontón no fue nada personal. Estuvo en la naturaleza de la situación política.

Velasco lo deportó a Buenos Aires en 1974. ¿Qué imagen guarda de él?

Lo conocí en su casa de Miraflores cuando ya había caído. Le pregunté por qué me había deportado sin un dólar, sin una camisa. Velasco no mostró arrepentimiento. Me ofreció un whisky y se lo acepté. A los pocos meses, él murió. Era un hombre disminuido. Era un cojo, y los cojos son malos.

¿Los cojos son malos?

Son malos como Lord Byron (risas). En fin, en plena conversación entró su señora y Velasco le dijo: "Consuelo, aquí está Chirinos Soto, que le traigan un whisky". Yo le había pedido on the rocks y me trajeron whisky con agua. Velasco se puso furioso. Devolvió el whisky y pidió que me trajeran on the rocks.

Usted admira a Rubén Darío. Se dice que mientras él agonizaba, exclamaba: "Los nepentes, los nepentes", que eran los licores que los dioses griegos tomaban para producir el olvido. Darío era un gran bebedor. ¿Y usted?

Yo era un bebedor, en efecto. Ahora ya no. La verdad, yo era bebedor social. Ahora no tomo ni una copa de whisky. Como ahora ya no frecuento tanto evento social, pues ya no bebo. Déjeme decirle que la mejor bebida que he probado en mi vida ha sido el escocés. pero on the rocks.

Cuando usted era parlamentario se hablaba del Té Chirinos. ¿Es un mito o una realidad?

Lo que pasa es que yo iba a la cafetería del Congreso y pedía un whisky que llamaba la atención. Acordé con la señora de la cafetería que me sirviera una taza de té con whisky. Ese fue el Té Chirinos. Digamos que la señora lo preparaba frecuentemente.

Sin necesidad de beber nepente, ¿le gustaría olvidar algo de su vida?

Como Borges decía, no se puede modificar el pasado. No pienso en lo que pasó. Hay que arrepentirse de los pecados, pero los errores no son pecados, cuando no son maliciosos. A mi vida la han condicionado las circunstancias. Yo soy yo y mis circunstancias.