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El hampa se apodera del norte del Perú

Domingo 14 de marzo del 2010 | 07:01

Asaltos, extorsiones y asesinatos por ajuste de cuentas ocurren casi todos los días. Violencia se concentra en Trujillo, Chiclayo y Chimbote.

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Por Luis Puell/Fabiola Valle/Vanessa Alarcón

La delincuencia ha ganado terreno en el norte del país. Asaltos, robos, extorsiones y asesinatos –por ajuste de cuentas o por rivalidad entre bandas criminales– hacen noticia casi todos los días y ocurren a la vista de las autoridades, quienes no han mostrado una real voluntad para frenar este flagelo. Y, como ocurre en varias ciudades, la Policía debe enfrentar el problema con equipos y unidades deficientes u obsoletos y, en muchos casos, sin ellos.

Trujillo es, sin duda, una de las zonas más golpeadas por el hampa. Solo este año se han registrado siete asaltos a establecimientos comerciales, buses interprovinciales y personas –entre ellos, a una casa de cambio ubicada a solo 100 metros de la Central de Emergencia de la Policía y de la Municipalidad del distrito de Víctor Larco– y ocho asesinatos por ajuste de cuentas, además de los innumerables casos de extorsión a empresarios y transportistas, que se ha convertido en el negocio más rentable de las bandas organizadas.

Aunque varios de sus cabecillas ya están tras las rejas, esto no es impedimento para que realicen llamadas telefónicas a sus víctimas amenazándolas con atentar contra ellas, sus familias o sus negocios. Como muestra de que cumplirán sus amenazas, lanzan petardos de dinamita en las puertas de sus casas o disparan contra estas.

Para el jefe de la III Dirección Territorial Policial (Diterpol), general Eduardo Arteta, en una ciudad como Trujillo, con cerca de un millón de habitantes, es imposible evitar estos hechos y eliminar la delincuencia, aunque dijo que se está trabajando en la prevención.

Uno de las acciones de la Policía para reducir la delincuencia, principalmente en los distritos de El Porvenir y de La Esperanza, es la implementación de una oficina del Escuadrón Verde con 40 efectivos en cada distrito.

El congresista liberteño Daniel Robles (Apra) señala que, si bien la delincuencia no puede erradicarse del todo en ninguna parte del mundo, es deber de la Policía y de las autoridades, especialmente del alcalde de Trujillo, César Acuña, unir esfuerzos para reducirla a su mínima expresión. “Muchas veces hemos convocado al alcalde y al jefe policial al Congreso con el fin buscar estrategias para reducir la delincuencia, pero el burgomaestre jamás ha ido a las reuniones y envía a su representante”, recordó.

CHICLAYO NO SE QUEDA ATRÁS. En Lambayeque, pese a los esfuerzos de la Policía para disminuir las extorsiones, robos y asaltos, hasta ahora no hay resultados en verdad resaltantes.

Por citar algunos casos, en enero los extorsionadores quemaron el auto de unos empresarios pesqueros y el vehículo de un humilde taxista en represalia por negarse a pagar los cupos que les exigieron. Tampoco dudaron en lanzar una bomba “molotov’ a un colegio, ni en rociar con gasolina la puerta de una cochera, ni en arrojar un artefacto explosivo a la vivienda de un empresario de transporte.

Los asaltos también están a la orden del día. A un cambista le arrebataron 40 mil soles cuando se dirigía a su domicilio. Días después, cinco sujetos asaltaron un bus interprovincial de la empresa Ittsa y desvalijaron a los pasajeros. Se llevaron 15 mil soles.

El jefe de la II Diterpol, general Víctor Ordinola, afirmó que la delincuencia ya no actúa con la magnitud de meses anteriores. “Se han intensificado los operativos en la región y hay mayor presencia policial en Chiclayo”, indicó el oficial.

Sin embargo, el jefe del Instituto Nacional Penitenciario (INPE)-Norte, Janmer Mozombite, explicó que se ha optado por el traslado a otras cárceles de los internos implicados en estos delitos para frenar las extorsiones que se realizan desde estos centros de reclusión. Tal es el caso de los delincuentes Segundo Correa Gamarra (a) “Paco’–líder de la banda más sanguinaria de Trujillo, “Los Malditos de El Triunfo’–, Sergio Tarrillo Coronel y José Luis Torres Saavedra (a) “Burro’. Este último fue trasladado al penal de Piedras Gordas, en Lima. Sin embargo, a pesar de esta medida, las extorsiones continúan en Lambayeque.

Ante ello, el congresista lambayecano Franco Carpio (UN) manifestó que la situación en el norte del país es preocupante y alertó que la delincuencia ha migrado de Trujillo a Chiclayo. “Es necesario que el ministro del Interior nos diga cuáles son las políticas que aplicará para solucionar este problema”, enfatizó.