Prejuicio obligado a la hora de asumir el tema: de que esta Casa de la Literatura Peruana se parezca más a un museo donde los libros no sean más que simples adornos de pared. Pero uno va, lo visita, y se lleva una sorpresa: de que el proyecto –aun en pañales por su mismo carácter de novedad– es bueno y tiene mucho potencial para llegar a ser algo más importante. Y sobre todo, interesante.
“La idea era crear un espacio donde se le pudiera rendir homenaje a todos los escritores peruanos, conocidos y desconocidos, pero que a la vez se sienta vivo, con todos los atractivos tecnológicos de nuestra época”, afirma Ernesto Yépez del Castillo, coordinador general de la Casa de la Literatura, esta nueva institución con capacidad para recibir a más de 1,500 visitantes por día.
Para este difícil reto, se recurrió a varios expertos: la parte museográfica, por ejemplo, se la encargó al arquitecto Juan Carlos Burga, quien hizo la fluida combinación de la parte gráfica con la audiovisual, que ahora se puede observar en la distribución de los paneles informativos de cada salón y en las “chimeneas’ –ductos aéreos desde donde cuelgan pantallas de televisión– para ver las entrevistas a personajes famosos. Por su parte, el arquitecto David Mutal fue quien se encargó de mantener la vigencia y sobriedad de la estructura de la Estación Central Desamparados, sede del proyecto. Un año les tomó plantear todo esto, y no ha sido en vano.
VISUAL Y AUDITIVO. Los salones están divididos por épocas: desde la colonial, con el Inca Garcilaso de la Vega, hasta la romántica y la contemporánea, pasando por la costumbrista y la modernista. Y en cada uno de ellos hay paneles donde se puede leer una breve historia de vida y un fragmento de la obra de cada escritor peruano. Las paredes, además, están recubiertas por completo con imágenes de todo tipo: por ejemplo, sobre esa Lima antigua que conocieron viajeros científicos como Raimondi o Markham.
Aparte, también están los auditorios para que cada escritor limeño y provinciano haga las presentaciones de sus libros y dicte talleres. Y la biblioteca, con 20 mil ejemplares por ahora, y que cuenta solo con obras literarias y ensayísticas –no hay textos de historia o científicos, por ejemplo–. “Por ahora son dos pisos, pero esperamos acondicionar el tercero para que la Casa crezca”, dice Yépez. Que así sea.